miércoles, 28 de octubre de 2009

PEDICULOSIS


La pediculosis es una ectoparasitosis ocasionada por el agente Pediculus humanus capitis (comúnmente llamado “piojo”) el cual vive sobre el cuero cabelludo y los pelos del ser humano, ocasionando una serie de síntomas característicos para esta dolencia.

Afecta a todas las razas y sexos por igual, teniendo su mayor incidencia en invierno y en niños en edad escolar, principalmente a aquellos entre los 3 y 12 años. Se presenta en cualquier ambiente o nivel socio-económico, aunque la falta de higiene, la promiscuidad, el hacinamiento y las migraciones favorecen su desarrollo. Su incidencia ha ido in crescendo en los últimos años, constituyendo un problema epidemiológico importante, que ha motivado la incorporación de medidas preventivas y terapéuticas en todos los centros de Atención Primaria de la Salud de Latinoamérica. Por ejemplo, en Argentina ha llegado a porcentajes realmente preocupantes, como lo demostró un estudio realizado en marzo de 1996 en el partido de La Plata (Provincia de Buenos Aires), en el cual sobre 44.000 niños evaluados de entre 3 y 12 años de edad, casi un 40% se encontraba infectado.
Los síntomas más importantes son:
· Picazón súbita e intensa en el cuero cabelludo, la nuca o detrás de las orejas, pudiendo ocasionalmente llegar a los hombros.
· Pequeñas lesiones de color rojizo producto de la formación de pequeñas heridas y costras por rascado.
· Observación de liendres blancas adheridas a la base del cabello.

La comezón característica es producto del picado o “mordedura” del piojo el cual inyecta una toxina en la piel antes de succionar la sangre. La sensibilización del individuo a esta toxina no ocurre inmediatamente, necesitándose a veces cientos o miles de picaduras para que se produzca la reacción. El prurito puede pasar inadvertido al principio y tardar 8 a 10 semanas en aparecer, de ahí que la ausencia de prurito no invalida la infección.
El contagio se lleva a cabo de manera directa cuando una persona no infectada establece contacto con una parasitada o con alguno de sus elementos de uso personal (peine, cepillo, vestimenta, almohada, etc.). Los piojos prosperan y se esparcen cuando la gente trabaja y vive en estrecha proximidad una de otra, en particular cuando el lugar no está limpio y los objetos y ropas personales se comparten. El jardín de infantes y la escuela son una fuente común de contagio.
LOS PARÁSITOS


Estos parásitos son insectos que pertenecen al grupo u orden Anoplura, siendo hemimetábolos dado que deben pasar por tres estadios larvales (ninfas) antes de llegar a la etapa adulta. El piojo que afecta la cabeza se denomina Pediculus humanus capitis, pero existen otras dos especies que también parasitan al hombre: Pediculus humanus corporis (piojo de la vestimenta) y Pthirus pubis (comúnmente conocido como “ladilla”).
Al igual que otros insectos, los piojos presentan el cuerpo dividido en tres regiones; la anterior o cabeza lleva un par de ojos poco desarrollados, un par de antenas que intervienen en la quimiorrecepción y un aparato bucal, especializado para succionar sangre del huésped. La región media o tórax presenta tres pares de patas cortas, terminadas en forma de gancho, adaptadas para fijarse y trepar el tallo piloso ,y no para saltar. Al no contar estos insectos con alas no pueden volar.

Estos parásitos pasan del estado de ninfa o larva, a piojo adulto, en solo tres semanas. Su promedio de sobrevida es de treinta días y durante ese tiempo cada hembra es capaz de poner 200 huevos o liendres (a razón de 3-10 huevos diarios), iniciando la puesta de los mismos apenas 24 horas de producida la cópula. El piojo hembra deposita sus huevos o liendres en la raíz del pelo, a 1 cm. del cuero cabelludo, especialmente en la zona occipitocervical (en la nuca) y retroauricular (detrás de las orejas). El propio calor corporal del hospedante permite incubar las liendres. Recién puestas, las liendres son claras y brillantes, y a medida que transcurre el tiempo y se alejan del cuero cabelludo, se tornan blancas o grisáceas.
La temperatura ambiental también juega un rol importante en la evolución del proceso, ya que en climas fríos las liendres se ubican o protegen muy cerca del cuero cabelludo y en número no mayor a una por pelo.
En cambio en climas calurosos, están más expuestas hacia la superficie y en número mayor de uno por pelo. Las liendres son de color amarillento y marrón oscuro cuando están por incubar y cambian al color blanquecino cuando están vacías, confundiéndoseles muchas veces con descamación o caspa. Durante su proceso de alimentación, los piojos emiten una estructura cilíndrica y denticulada conocida como “haustelo” con la cual horadan el cuero cabelludo para luego introducir unos estiletes bucales, que perforando la piel, van en busca de capilares sanguíneos, logrando succionar cerca de 1 mm de sangre diario. Durante este proceso, uno de esos estiletes eyecta una toxina o saliva de características anticoagulantes e irritantes, responsable de los síntomas ya vistos. La práctica succionadora la realiza cinco a seis veces por día.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se establece mediante la verificación de los síntomas y la inspección del pelo del paciente (hallazgo de liendres y/o piojos en el cuero cabelludo). Los insectos adultos son difíciles de ver, particularmente en el pelo oscuro, pero la hembra deja pequeños huevos blancos o de un brillo plateado que se pegan a la base del cabello, aproximadamente a medio centímetro del cuero cabelludo.
Las marcas o heridas de rascado ayudan al diagnóstico presuntivo. La observación de un cabello reseco y con pérdida de brillo debe alertar a los padres de la posibilidad de que el niño tenga piojos. A nivel hemático el hallazgo de anemia es frecuente en niños parasitados crónicamente.

COMPLICACIONES

Con un buen tratamiento y las medidas higiénicas correspondientes, es raro que estos cuadros compliquen. Sin embargo ante ausencia de tratamiento o falta de medidas preventivas, puede observarse:
a) Irritación: Se observan signos de inflamación en la piel, con sensación de ardor, calor y prurito. La coloración de la piel es rojiza. En niños hipersensibles o con antecedentes de alergia, puede aparecer descamación de tipo eczematosa.
b) Pediculide: Se trata de una reacción papular secundaria a la infestación por Pediculus capitis, que localiza en cuello y parte superior y posterior del tronco. Cada pápula mide de 2 a 3 mm y desaparecen con el tratamiento pediculicida. Su frecuencia de aparición es del 20% aproximadamente.
c) Excoriaciones: Son lesiones consecutivas a intenso rascado de la zona, con pérdida de sustancia. Son de trayecto lineal y paralelas, ubicadas preferentemente en la región posterior de cuello, llegando a cicatrizar dejando a veces secuelas hipopigmentadas e hiperpigmentadas.
d) Sobreinfección bacteriana: Cuando las excoriaciones tardan en cicatrizar, aparecen bacterias que infectan la zona, entre las que destacan estafilococos y estreptococos. En las heces de los piojos se ha detectado la presencia de Escherichia coli y Enterobacter sp. En casos puntuales o severos, las secreciones de los piojos generan adherencias de varios pelos conformando bolos costrosos de mal olor, y en donde abundan los piojos.
Muy ocasionalmente puede sobreagregarse miasis (larvas de mosca).
e) Alteración del tallo piloso: Ya sea por las lesiones de rascado, la cronicidad del proceso, o el abuso de agentes químicos, el pelo pierde consistencia, brillo y adherencia. En casos graves, puede alterarse el tallo y raíz capilar, dejando zonas de alopecía zonales transitorias.

MEDIDAS PREVENTIVAS

El paso más importante para tener éxito al tratar los piojos es peinar diariamente, completamente y cuidadosamente el pelo por lo menos 21 días. Para ello es importante usar un peine fino que permita extraer en forma rápida piojos adultos, ninfas y liendres. Nunca se deberán utilizar peines, cepillos, sombreros o hebillas de personas infectadas.
Los peines finos metálicos son los más recomendados ya que son más resistentes y no se deforman tanto. Debe pasarse con cuidado desde la raíz del cabello hasta la punta. Como medida coadyuvante puede usarse una crema de enjuague junto con el peine fino para facilitar su deslizamiento por el cabello. Convendría hacer este procedimiento después de la llegada del escolar a su casa. Se trata de un método inocuo, económico y que no crea resistencia como los productos químicos. La ropa personal y de cama debe ser lavada con agua caliente (65°C) o dejada en una bolsa cerrada herméticamente durante dos días. También se debe lavar en agua caliente los peines y cepillos. Paralelamente hay que procurar crearle al piojo un hábitat donde no se sienta cómodo.
Entre las medidas aconsejadas figuran:
Disminuir la temperatura de la nuca, lo cual se logra cortando el pelo bien corto en los varones y haciendo dos colitas o trenzas en las niñas.
Cambiando el ph del pelo, enjuagando con vinagre blanco luego del lavado de cabeza de rutina y poniendo en la nuca repelente natural de insectos en gel antes de ir a lugares donde presuma que existe fuente de contagio (colegio, club, etc.).
Luego del tratamiento con el pediculicida, hay que eliminar las liendres manualmente con un peine de dientes finos.
Existen tratamientos convencionales que emplean tanto productos químicos, como hemisintéticos y naturales. Entre las formas galénicas a emplear existe consenso de que el uso de lociones es lo más adecuado, ya que tras su aplicación tienen una distribución buena y homogénea.
Ello les permite permanecer una buena cantidad de tiempo en el cuero cabelludo hasta que se sequen. De esta manera la sustancia pediculicida tiene más posibilidades de estar en contacto con liendres y piojos. En cambio los champúes suelen diluirse con el agua, y permanecen poco tiempo en contacto con el cabello. La única desventaja en el empleo de lociones radica en que están hechas con una base alcohólica, lo cual puede generar irritación en la piel y cuero cabelludo previamente rascado o lesionado.

Referencias:

-Alonso J. Tratado de fitofármacos y nutracéuticos.1ª Re-Edición. Corpus Ed.Argentina.
-Castro D, Abrahmovich A, Cicchino A. (1994). Prevalencia y estacionalidad de la pediculosis capitis en población infanto juvenil de la región sanitaria Bs.As.
-Comité de la sociedad Argentina de Pediatría (2001). Pediculosis y escabiosis.
-Curso fitodematología. Colegio de Farmacéuticos de Córdoba.

Sabrina Vanesa Andisco
Farmacéutica.
Profesora de Física y Química General e Inorgánica. ISFD “Ernesto Sábato”. Tecnicatura Agraria.

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